Puntarena, más que un restaurante, es «el refugio de alguien que ama el mar y la inmensa libertad que confiere su amplitud». Federico Rigoletti, chef alquimista y artífice esencial del proyecto que ha conquistado México se ha enfocado en su verdadera pasión que está detrás de los fogones y en la búsqueda constante de elementos que combinen con la mejor materia prima del mercado. Entiende la cocina como extensión de la naturaleza, apostando por platos donde el producto habla por sí sólo, o donde el paladar evoca recuerdos y traslada a lugares, de modo que el comer deja de ser el mero hecho de aportar nutrientes y se convierte en experiencia. Una experiencia que va desde el menú, los detalles, el decorado, la iluminación y los olores, resaltando a cada comensal que la comida más que impresionar, pretende enamorar.